Diga cada oración. Tóquese la rodilla una vez por cada palabra. Pida a su hijo que también se toque la rodilla. Luego pregunte: ¿Cuántas veces nos tocamos la rodilla? ¿Cuántas palabras había en la oración?

  • Yo estoy decepcionado.
  • Yo estoy asustado.
  • Yo estoy triste.
  • Yo estoy emocionado.
  • Yo estoy feliz.